La cabezonería en Panini España

Siempre he rehusado y rehuido de hablar sobre política fuera del ámbito estrictamente privado y familiar. No creo que sea adecuado mezclar temas, aunque bien es cierto que dicen que todo en esta vida es política. Así que espero que me permitan que introduzca mi primer artículo de opinión con una frase memorable de nuestra democracia. La de aquella jornada en el Congreso de los Diputados en la que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, le insistió al entonces vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, que no fuera “cabezón”.

Pues bien, a mí siempre me han dicho desde pequeño que era cabezón. En el doble sentido de de la palabra. Y el caso es que en Panini España también son archicabezones. Juan Pedro Martínez, al que tengo una gran estima, es un gran cabezón. Y Lluís Torrent, al que siempre voy a estar agradecido por abrirme las puertas de su casa, también lo es. Son gente a la que es bastante difícil hacer cambiar de opinión, aunque bien es cierto que se han ganado el derecho a serlo. Los números y éxito innegable de la editorial del Baix Empordà están ahí.

Y es que si Liga Este sigue siendo una colección prácticamente idéntica año tras año es, en parte, por culpa de la cabezonería y empecinamiento que yacen en las oficinas del número 20 de la Calle Vallespí. Para sorpresa mía, el señor Torrent me dijo a comienzos de septiembre que esta nueva temporada se estaban vendiendo más sobres de cromos de LaLiga. Panini España nunca dejará de sorprenderme. Los coleccionistas de a pie, entre los que se incluye un servidor, nos quejamos prácticamente a diario de las colecciones. Pero luego, picamos. Las compramos. Y solo por eso habría que imitar a la señora Montero, sea o no de mi devoción: “No seas cabezón”.